Mummola, 2023 |
Se trata de una película costumbrista finlandesa ambientada en un encuentro familiar en Navidad. Escrita y dirigida por Tia Kouvo, está localizada en Lahti, lugar de nacimiento de la directora.
La película tiene dos partes. En la primera, la acción
sucede en una vivienda apartada del núcleo urbano donde unos abuelos organizan
un encuentro familiar durante los dos días de Navidad con hijos y nietos. En la
segunda se relatan las consecuencias de ese encuentro días después.
La casa es una típica casa de madera finlandesa,
pequeña y acogedora. Los invitados van llegando poco a poco y los planos nos
incluyen en la familia, buscando encuadres inusuales, tapando nuestra vista con
la puerta de la nevera, escaleras y muebles, como si nos encontráramos allí
mismo y las dificultades de movimiento de una casa atestada fueran reales.
Podemos decir que la protagonista es la abuela Ella (Leena
Uotila), que dirige todas las operaciones de la casa, en un incansable trajín; pero el hilo principal de la trama gira en torno al abuelo Lasse y su problema de
alcoholismo crónico, que es tratado de manera cruel y despectiva en numerosos
pasajes de la película, contrastando esto con la tradicional permisividad
social de los alcohólicos en la Finlandia de pasadas décadas. Tom Wentzel se encarga de ese desagradable papel.
Tia Kouvo |
El rechazo a los patrones masculinos de la vieja Finlandia lo
expresa Kouvo ridiculizando al abuelo por su trastorno, con especial saña de la
nueva generación femenina, representada por la joven nieta, inteligente y
resabiada.
La pugna entre hermanas adultas se hace patente cuando una
de ellas (la divorciada Helena, Elina Knihtilä) minusvalora el ascenso laboral de su hermana Susana, algo tan
presente en las reuniones familiares del Ártico a Tarifa. Ello le provoca
inseguridad y retraimiento, muy bien expresados en la proyección. La directora
decide incluso explotar la vena más dramática de Susana (Ria Kataja) con un
comportamiento histérico ‘típico’ de mujer no atendida por su marido, siendo
éste un modelo artificial de virtudes para la directora.
La muerte de la antigua sociedad finlandesa la expresa Tia
Kouvo matando al abuelo Lasse después de una ingesta de bebidas alcohólicas que
le paga su abnegada y malhumorada esposa, a la que Lasse realmente quiere, a
pesar de las dudas de ella.
Las pocas escenas de exteriores reflejan el aislamiento de
la vivienda en mitad de la nada en invierno, la necesidad de desplazarse en
coche hasta el centro de la ciudad para darse cuenta de lo vacío que está por
la noche en esas fechas, con toda la gente recogida en sus casas, y también el
deseo de compañía de las mujeres y la falta de interés de los hombres jóvenes, como Simo, centrados completamente en sus temas: ordenadores y coches, en otro estereotipo masculino que suena bastante a crítica.
Existen momentos tragicómicos que parecen sacados de
experiencias personales por lo acertado de su escenificación, lo que le
confiere un carácter más realista a la obra.
No tenemos la certeza de si la directora y guionista ha querido
mostrar cómo se comporta una familia finlandesa típica en Navidad, expresando también
un sentimiento muy finlandés como es el de querer explicarse al mundo. Tampoco
si se trata de una crítica a sus vivencias familiares, que debieron influirla
de tal manera que decidió contarlo. Tal vez es una mezcla de ambas cosas y
muchas otras motivaciones, posiblemente autobiográficas y escenificada su
persona en el papel de la niña, entre soñadora y pirada, que incluso sale al
exterior a hacer una película con sus modestos medios, afortunadamente, con lo
que la tensión familiar tiene un respiro. Dado el carácter de la niña en cuestión, mejor
no habérsela cruzado en la realidad en alguna de esas cenas.
Tiene un tratamiento novedoso de un tema tan preocupante y viejo como el alcoholismo y su incidencia en las familias a través de la interacción de 3 generaciones pero enfrenta la generación de los abuelos y de los hijos con este tema.
Muchos de nosotros podríamos haber escrito un guión con nuestras experiencias en nuestras familias en Navidad, pero cuidado si en tu familia tienes una niña como Hilla, entre impertinente y dictadora, y lo escribe antes que tú: acabará de enterarse de tus miserias humanas el planeta entero.
Kouvo caracteriza su película Mummola como divertida, conmovedora y estimulante. Eso manifestó en una entrevista. A mí no me ha sugerido ninguno de sus adjetivos, sino más bien la expresión terapéutica y vengativa de la furia infantil de una niña que acabó estudiando psicología social para entender mejor a las personas pero aprendió bien poco.
El arte es interpretable por quien lo observa y pocas veces la opinión del espectador coincide con lo que quiso representar el artista, bien por incapacidad, bien por la diversidad cultural y psicológica del que interpreta.
Aún así, se agradece el tiempo invertido en la butaca viendo esta película, y que no hablaran de política.
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