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domingo, 16 de febrero de 2014

Adel Abidin, Bread of Life desde Kiasma

Bread of Life en Madrid
El pan de la vida

El aish baladi es un producto básico que consume prácticamente cada egipcio para el desayuno, para el almuerzo y para la cena. Y es tan importante, que en lugar de llamarlo khobz (pan), los egipcios se refieren a él con la palabra aish, literalmente "vida".

Este es un pan de pita hueco, con motas oscuras, que debe ser horneado a 330 ºC para conseguir su textura. Adel Abidin lo conoció en una de sus vistas a El Cairo, donde se lo pusieron para comer. Sin embargo, su decepción fue grande: un pan hermoso pero más duro que una piedra ... Lo golpeó repetidas veces con su dedo, incrédulo y contrariado ... y obtuvo sonidos, que repetidos producían una sorprendente sonoridad ...

Lo siguiente fue buscar cuatro músicos egipcios que se atrevieran con el reto de interpretar música con ese pan, sagrado, nutricio ... y durísimo ...

Aish baladi o pita egipcio
Adel Abidin trabaja una escena en cámara fija como lo hicieron antes Leonardo Da Vinci y Juan de Juanes en sus Últimas Cenas, con el pan como centro de todo, con el pan salvador frente a la próxima muerte.

Cuatro hombres casi inmóviles e inexpresivos, trajeados y golpeando panderos árabes de masa, a medio camino entre un concierto de cajones flamencos y una performance vengativa hacia el tabernero que le sirvió aquél pan duro de manera tan sacrílega.

La vídeo instalación es tan enigmática que su aparente sencillez provoca un rechazo inicial. Pero ¿cómo es posible que Arja Miller, la intendente de colecciones de un museo como Kiasma, se haya desplazado hasta Madrid para traernos "esto"?

Última cena, de Juan de Juanes
Si pensamos en que el soporte vídeo no está lo suficientemente explotado aquí, es decir, que casi no hay movimiento en un formato de por sí destinado a comunicar acciones visuales, el resultado es decepcionante.

Pero si pensamos en una foto fija con música, realizada con un estilo pictórico, la cosa cambia. Ya no se trata del movimiento, sino que debemos acercarnos a la obra de manera contemplativa, como a un cuadro. 

Así que debemos tomarnos nuestro tiempo ... ¿pan? ¿música?

La importancia de la música en el mundo árabe la ha entendido muy bien Abidin, iraquí de nacimiento, pero también los finlandeses, unos grandes amantes de la música ... y del pan. Así, árabes y finlandeses quedan unidos por una doble veneración.

Los poco más de 6 minutos de vídeo instalación no nos dan aún para entender qué puede estar queriendo decir el autor, y se repite la obra continuamente, en un bucle de nacimiento y muerte.

Auli Leskinen con Arja Miller
Tuve la oportunidad de presenciarla en solitario durante más de media hora y no llegué a conclusión alguna hasta hablar con algunos de los posteriores visitantes, que la encontraron enigmática ... ¿enigmática? ¿a qué se referían?

La estancia alargada me recordaba a la sala de ese Jueves Santo del pan, a músicos árabes tocando el pandero mientras imaginarias bailarinas del vientre los observaban, a músicos flamencos, ... pero me quedo con la idea de la catarsis mediante una burla al sacrílego tabernero que mancilló el pan sagrado, y redimido por cuatro músicos occidentalizados que arrancaban música a los panes de la penuria egipcia.

Hoy Adel Abidin ha cambiado los panes de pita egipcios por el ruisleipä* finlandés. Tal vez ha mudado también su vestimenta imaginaria árabe por un traje con corbata ... y esta escena no sea más que la expresión de haber dejado atrás el pan duro que tantas veces ha visto y haberlo transmutado en arte, del que vive hoy en Helsinki.

*Pan de centeno



Bread of Life, de Adel Abidin

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