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lunes, 22 de septiembre de 2014

Dónde tomarte un café en el centro de Helsinki

Nuuskamuikkunen, Snusmumriken o Manrico
y los Fazerin Sininen
© foto: www.fennia.org
Fazer, chocolates de Finlandia

Pensar en Finlandia y no pensar en chocolate es pensar en incompleto. Aparentemente, el cálido y dulce producto tropical casa bien poco con los sabores de su naturaleza y el hardware de sus grandes empresas tecnológicas, pero es un producto emblemático de Finlandia; como también lo es el chocolate en la fría y relojera Suiza.

Es, de hecho, uno de los productos más regalados por los finlandeses a sus amigos extranjeros, sólo o en conjunción con los simpáticos componentes de la Familia Mumin (Muumiperhe).

Karl Fazer fundó en 1891 una pastelería franco-rusa en Glogatan, 3 (Kluuvikatu), Helsinki, justo donde hoy se alza el Karl Fazer Café. Más tarde abrió una fábrica de chocolates y golosinas en el cercano barrio de Rödbergen (hoy más conocido como Punavuori).

MD-11 con Mumin
Fuente: Internet
Los Fazerin Sininen son unos bombones envueltos en papel azul oscuro casi tan emblemáticos en Finlandia como lo es el salmiaki. Y provienen de una receta suiza que se fabrica ininterrumpidamente desde 1922.

Karl Fazer fue un gran personaje: deportista olímpico, amante de la Naturaleza, observador de aves, cazador y pescador, y fundó numerosos parques naturales en Finlandia.

Fuente: Internet
El gran café tienda de Fazer está en el mismo centro de Helsinki, en una calle peatonal rodeada de joyerías, hoteles y cafés. Es muy amplia y con cierto aire retro. Por 15,20 € puedes llevarte un sencillo recuerdo lleno de bombones, muy bien empaquetado en una cajita con una figura Mumin.

O comprar chocolates al peso. Y puedes tomarte un expreso por 3,20 €, apenas un sorbo de esencia de café … Los cafés finlandeses cuestan un poco menos y son verdaderos tanques.

Aquí puedes elegirlo normal o intenso y, como casi todo en Finlandia, es autoservicio, por lo que debes tener cuidado con los empujones. También hay bollos para merendar o desayunar. La idea es muy similar a las tiendas chocolaterías de Valor de los años 90, y es un verdadero aliciente para dejarte caer por el centro hasta en los días más lluviosos.


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